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martes, 14 de junio de 2022

Resumen: XXIV Café Filosófico Virtual: "¿Está el ser humano preparado para el poliamor?"

  ** Aviso ** Esto es un resumen de la actividad. Puede contener equívocos y algunos comentarios o aportaciones que se hicieron pero que no se se recopilaron.

Nuestra sesión comenzó pidiendo que tratáramos de tener una actitud de apertura para analizar un tema que, aunque cada vez está más reconocido, sigue siendo algo extraño a ojos de los demás. Además, pedimos que no usaran la generalización para que se distanciaran del tipo de relación con el que hemos crecido siendo niños. Sea como sea comenzó la actividad con el disparador reflexivo, que nos sirve para posicionarnos en el tema y arrancar la actividad.


A continuación pasamos a analizar los diferentes textos que pasan desde la antropología filosófica y cultural, la relación abierta entre Simon de Beauvoir y Jean Paul Sartre


1. ¿De qué hablamos cuando hablamos del poliamor? Entre la poligamia, la poliandria y la poliginia.

La poligamia refiere al proceso por el cual una persona se casa con varios esposos (poliandría) o varias esposas (poliginia). A diferencia del poliamor, en este caso sí se formaliza un matrimonio.

Además, en este caso no existe simetría de poder entre los involucrados, pues es uno el que tiene el poder sobre el resto. Es decir, la relación se configura sobre una base no igualitaria. La forma más común de poligamia se da cuando un hombre posee varias mujeres, algo que en ciertas culturas orientales está muy normalizado. Sin embargo, en países occidentales como España esta práctica no es legal y está penada por la ley.
[...]
El término poliamor es un neologismo que se ideó para referir a aquellas relaciones amorosas en las que hay más de dos personas implicadas de manera simultánea. Para hablar de poliamor es necesario que cada una aporte su consentimiento y sea conocedora de todos los implicados.

Para algunas personas el poliamor es toda una filosofía de vida, por la que el amor no se concibe como una necesidad que lleva a la dependencia y la exclusividad, sino como un espacio compartido con varios individuos donde existe transparencia y honestidad entre todos ellos.

Lejos de vivir las relaciones sentimentales como una búsqueda continua de exclusividad y complacencia, los defensores de esta forma de amor apuestan por una visión abierta, menos limitada por normas impuestas y, sobre todo, flexible.

Es común caer en el error de concebir el poliamor como una forma de tener relaciones sexuales con varias personas. Sin embargo, este no sólo implica el aspecto sexual, sino todo el componente emocional y afectivo propio de cualquier relación monógama estable.

Diferencias

1. Género

Un primer punto importante tiene que ver con el género. En el poliamor el género no es relevante, pues cualquier persona puede iniciar una relación de este tipo con independencia de si es hombre o mujer.

Además, no necesariamente tienen que ser vínculos heterosexuales, pues el poliamor admite cualquier combinación. En cambio, la realidad de la poligamia es que es heterosexual y, habitualmente, quien tiene el poder de decisión es un varón que posee varias esposas.

Por ello, la poligamia se vincula con tradiciones mucho más arcaicas en aquellas culturas donde está normalizada. Sin embargo, el poliamor es algo muy reciente que ha llegado de la mano de la liberación sexual iniciada hace unas décadas.

2. Religión

La religión también marca una diferencia considerable entre el poliamor y la poligamia. Por su parte, la poligamia es una tradición aceptada en muchas religiones como el Islam o la Iglesia Fundamentalista de los Santos de los Últimos Días (Mormones).

Es una costumbre muy extendida en las sectas, donde siempre es el varón el que posee el beneficio de contraer matrimonio con diversas mujeres. En muchos de estos contextos religiosos la poligamia es un símbolo de poder. Así, los hombres más ricos son los que tienen la capacidad de mantener diversas esposas, mientras que los más pobres deben limitarse a la monogamia.

Por el contrario, el poliamor no se vincula con una religión en particular. De hecho, es común que las personas a favor de este tipo de relaciones no se sientan identificadas con la fe religiosa o el matrimonio tradicional. Por ello, una gran parte suelen ser ateos.

3. Aceptación social y legalidad

Ambas prácticas, el poliamor y la poligamia, no disfrutan de una buena imagen en la sociedad. No obstante, las realidades de una y otra son bien diferentes. La poligamia se ha ilegalizado en la mayoría de países occidentales, ya que es considerada una práctica que viola los derechos de las personas.

Todo el mundo debería formar parte de una relación de manera voluntaria y en una situación de igualdad respecto al otro, por lo que este sistema va contra los principios de una sociedad avanzada en esta cuestión.

Sin embargo, en oriente sigue siendo una tradición extendida y normalizada, por lo que la situación social y legal cambia enormemente en función del lugar del mundo del que estemos hablando. Mientras que en un país occidental la poligamia es inconcebible, en uno oriental puede aceptarse como algo natural.

En cuanto al poliamor, la situación es radicalmente distinta. En primer lugar, el poliamor no se encuentra ilegalizado como tal, pues se trata de una unión libre y consensuada entre personas que deciden amarse de esta forma. No se trata de una unión formal, no hay matrimonio, por lo que técnicamente es una práctica permitida.

Sin embargo, a nivel social el poliamor se concibe como algo raro, fuera de la norma y muchas veces incomprensible desde la óptica de las relaciones tradicionales y monógamas. Por ello, aunque es algo que está permitido y no viola los derechos de ninguna persona, sigue siendo una realidad difícil de digerir para mucha gente.

2. ¿Es una tendencia natural la monogamia o la poligamia?

Un aspecto realmente interesante de la sexualidad humana es el hecho de que en culturas muy diferentes, tomando como base la sexualidad o la actividad erótica (o con el objeto de regularla), se han creado formas de vida en común, tipos de organización social, familias y parejas.

Según el famoso antropólogo Irenaus Eibl-Eibesfeldt, hasta el momento actual la humanidad no conoce a ningún grupo humano que no se haya organizado en algún tipo de “pareja o matrimonio” relativamente estable, que no se organice de alguna forma en parejas o familias.

Es cierto que han aparecido grupos experimentales de seres humanos que mantenían relaciones sexuales entre sí, sin ningún lazo familiar, afectivo ni de pareja, pero también es cierto que este tipo de organización no ha sido una norma de vida en ninguna sociedad conocida.

Sí es cierto que las parejas y matrimonios que se forman en culturas diferentes, también son diferentes (monógamas, polígamas, monógamas sucesivas, incluso se puede dar la poliandria…). Según dicho antropólogo “Hay buenas razones para suponer que una horda promiscua nunca fue típica del Homo Sapiens. El hombre se halla adaptado emocionalmente y en su fisiología sexual a un nexo de pareja matrimonial duradero”.

Sirva de ejemplo mencionar que de 849 sociedades estudiadas por P.M. Murdock, 708 permiten la poligamia (83,5%), 137 sociedades (16%) son monógamas y 4 son poliándricas (una sola mujer tiene varios maridos). Aunque el número de sociedades monógamas sea menor, es cierto también que estas sociedades son las más numerosas en cuanto a población en el mundo.

También es curioso el hecho de que, incluso en las sociedades polígamas (donde está permitido el matrimonio con varias mujeres), la mayoría de los hombres tienden a casarse con una sola mujer (según Eibl-Eibesfeldt, en las sociedades polígamas es extraño el que un hombre tome más de una esposa).

Pero ¿Cuál es la tendencia “natural”…?. Muchos autores y muchas autoras se han preguntado si el ser humano es monógamo o polígamo “por naturaleza”. Y lo cierto es que hay opiniones muy diversas al respecto.

Desmond Morris afirma que somos “monógamos sucesivos”, es decir, que tendemos a establecer una pareja estable durante un tiempo, y pasado este tiempo tendemos a sustituirla por otra pareja estable, y así sucesivamente...

En relación con el enamoramiento y la necesidad de colaborar para criar a los hijos, Desmond Morris va más allá de la teoría de la monogamia sucesiva, y afirma que generalmente las parejas se enamoran y establecen un vínculo con una duración media de cuatro-cinco años. Lo suficiente para que el nuevo hijo/a supuestamente concebido por la pareja tenga una cierta madurez, y se asegure su supervivencia. Pasado este tiempo, tanto los hombres como las mujeres tienden a buscar una nueva pareja, aunque siguiendo criterios diferentes (el hombre se fija más en las características físicas, y la mujer en el estatus y la inteligencia del varón).

Según José Antonio Marina sí hay diferencias entre los sexos en cuanto a la tendencia a mantener una pareja estable o buscar varias parejas. Este filósofo afirma que “hay una clara inclinación del hombre –ser humano masculino- hacia la poliginia” y en cambio “una clara inclinación de la mujer hacia la monogamia, que ha acabado por atraer al hombre”. Según este autor, el amor sexual y el vínculo de pareja es un invento femenino, que ha acabado por interesar y gustar a los hombres.

Al igual que sucede con los primates, en el ser humano se presentan diversas formas de organización o estructura “familiar” o de pareja. En algunas sociedades, está prescrita por ley la monogamia (sociedad occidental), en otras, la poligamia está permitida (musulmanes, mormones…), que lleva a pensar que muy probablemente el ser humano disponga de cierta flexibilidad que le permite adaptarse a formas diferentes de estructura familiar.

Pero lo indudable es que existe en el ser humano la tendencia a crear vínculos afectivos a partir de la actividad erótica. Es decir, existe en el ser humano una cierta tendencia a vincularse emocionalmente con sus amantes.

María Victoria Ramírez ¿Cuál es la tendencia "natural": poligamia o monogamia?

3. Los pros y los contras de la poligamia

En un estado natural, las personas suelen ser polígamas, al igual que la mayoría de los animales. Entre muchos animales, el macho deja a la hembra al poco tiempo después de aparearse y mucho antes de que nazcan las crías.

Según estudios genéticos, la monogamia empezó a prevalecer por encima de la poligamia en poblaciones humanas hace relativamente poco, alrededor de 10,000 años. Las uniones monógamas podrían haberse desarrollado en conjunto con la agricultura sedentaria, ayudando a mantener las tierras y propiedades dentro del mismo grupo familiar reducido.

La poligamia podría permitirle a un macho engendrar más hijos, pero en ciertas circunstancias, la monogamia puede representar una estrategia reproductiva general más exitosa. Al permanecer con la misma hembra, un macho es capaz de garantizar que las crías de la hembra son suyas y evitar que estas crías sean asesinadas por machos rivales que buscan recobrar la fertilidad de la hembra (ya que la lactancia es un anticonceptivo natural).

En La Guerra de las Galias, Julio César decía que, entre los antiguos britanos, ‘diez o hasta doce hombres tienen esposas en común’, particularmente hermanos o padres e hijos, lo que suena más como un matrimonio grupal que como poliandria en sí.

Hablemos de la poliandria, que es más rara, primero. La poliandria suele estar ligada con la escasez de tierras y recursos, como sucede, por ejemplo, en ciertas partes del Himalaya, y ayuda a limitar el crecimiento de la población. Si involucra que muchos hermanos se casen con una sola esposa (poliandria fraternal), también evita que las tierras familiares se dividan.

En Europa, esto generalmente se lograba mediante la regla feudal de primogenitura (‘el que nace primero’), que aún se practica entre la aristocracia británica e implica que el hijo legítimo mayor hereda todas las tierras (o casi todas) de ambos padres. La primogenitura tiene ancestros en la Biblia, siendo la más notoria cuando Esaú le vende su “derecho de nacimiento” a su hermano Jacob.

Actualmente la mayoría de los países que permiten la poligamia, invariablemente en la forma de poliginia, son de mayoría musulmana o con una minoría musulmana considerable. En algunos países como India, la poligamia solo es legal para musulmanes. En otros, como en Rusia y Sudáfrica, es ilegal pero no se penaliza.

Bajo la jurisprudencia marital islámica, un hombre puede tener hasta cuatro esposas, siempre y cuando las trate a todas equitativamente. Mientras que es cierto que el Islam permite la poliginia, no la requiere ni impone: el matrimonio solo puede ocurrir con consentimiento mutuo y una futura esposa puede estipular que su pareja no debe tomar una segunda esposa. La monogamia está muy lejos de ser la norma en las sociedades musulmanas, ya que la mayoría de los hombres no pueden mantener a más de una familia y muchos de los que pueden preferirían no hacerlo. Dicho esto, la poliginia sigue siendo muy común en la mayor parte de África Occidental.

La poligamia es ilegal y criminalizada en Europa y América, así como en China, Australia y otros países. Aún así, hay muchas instancias de poligamia en Occidente, especialmente dentro de las comunidades inmigrantes y ciertos grupos religiosos como la Iglesia Fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y otros fundamentalistas mormones.

Entonces, ¿cuáles son los pros y los contras de la poligamia (o poliginia)? Un hombre que tiene más de una esposa satisface más sus apetitos sexuales, indica un alto estrato social y generalmente se siente más satisfecho consigo mismo. Sus muchos hijos son una fuente de mano de obra y, mediante matrimonios arreglados, le proporcionan los medios para crear múltiples alianzas políticas, económicas y sociales. La poliginia podrá ser cara, pero a largo plazo puede hacer que un hombre rico se vuelva todavía más rico.

Incluso en las sociedades monógamas, los hombres poderosos suelen establecer relaciones sexuales a largo plazo con mujeres que no son sus esposas (concubinato), aunque en este caso las parejas de menor importancia y los hijos que nacen de ellas no disfrutan de las mismas protecciones legales que la esposa e hijos ‘legítimos’.

En algunos casos, uno hombre puede divorciarse para casarse con una mujer mucho más joven (monogamia serial), monopolizando así la vida reproductiva de más de una mujer sin sufrir el estigma social de la poligamia.

La poliginia podría incluso beneficiar a las mujeres involucradas que pueden llegar a disfrutar la compañía de la otra y compartir las cargas de cuidar la casa y a los niños. Las esposas más jóvenes pueden incrementar el estatus y posición de la primera esposa, mientras que al mismo tiempo le quitan responsabilidades. En tiempos de guerra, con un alto nivel de mortalidad y ausencia de los hombres, la poliginia apoya el crecimiento de la población al garantizar que cada hembra pueda encontrar pareja.

Pero, por supuesto, la poliginia tiene sus desventajas, especialmente cuando se percibe a través de la lente occidental.

Lo más importante, la poliginia permite y perpetua la inequidad de género poniendo a las coesposas oficialmente por debajo de su esposo.

Las mujeres en uniones poligínicas tienden a casarse a edades más tempranas entrando a un ambiente que por naturaleza incita los celos, la competencia y el conflicto, con instancias en las que una coesposa envenena a las crías de otra buscando mejorar las posibilidades de las suyas.

Aunque el esposo en principio debería tratar a todas sus coesposas de manera equitativa, en la práctica es casi inevitable que favorezca a una por encima de las demás, probablemente a la más joven y más reciente.

Neel Burton M.D. Los pros y los contras de la poligamia

4. Otras formas de amar. Entendiendo el poliamor
El poliamor no es algo nuevo, aunque a veces parezca un concepto acuñado por la generación millennial. Ejemplo de ello son relaciones como la de los escritores Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre, o el destructivo amor entre los pintores Diego Rivera y Frida Kahlo. Muchos de sus seguidores se amparan en el hecho de que la monogamia es antinatural y algo que se nos ha impuesto socialmente.

La poligamia (es decir, la persona que está desposada con varios individuos) se divide en poliginia (un hombre casado con varias mujeres) o en poliandria (una mujer con varios hombres). Probablemente te suene más la primera, debido a que en algunas sociedades como la islámica y la hindú se aceptan estos matrimonios. Pero el ejemplo más remarcable y que sin duda nos viene a la cabeza cuando hablamos de poligamia o poliginia, puesto que a veces ambos conceptos se confunden, es el de los mormones. La práctica comenzó con Joseph Smith, que afirmaba haber tenido una revelación en 1831 con la que algunos hombres mormones específicamente elegidos debían practicar el matrimonio plural.

La poliginia es histórica y solo hay que hacer un breve repaso para comprobarlo. Los antiguos escritos hablan de los persas como padres de cientos de hijos. Ashoka, el emperador pacifista indio, tenía, según la fuente a la que se consulte, o bien seis o bien 99 hermanos. Quizá los 152 hijos que se le atribuyen a Ramsés II parezcan muchos, pero teniendo en cuenta que tuvo esposas reales, esposas secundarias y concubinas, quizá no es tan extraño. En el México azteca, Nezahualcóyotl es recordado como padre de 57 hijas y 60 hijos, y la lista sigue.

Pero la poliandría quizá no te suene tan familiar. En la mayoría de los casos se debe a la escasez de mujeres en edad casadera en comparación con el número de varones. Los estudios parecen demostrar que no pocos pueblos de la antiguedad practicaban esta variedad de la poligamia: los guanches en las Islas Canarias son un ejemplo. Los inuits otro. En este caso era el primer marido el que elegía al segundo, en muchos casos un hermano, para que protegiera la casa y a la familia cuando él no pudiera estar presente. Su filosofía era que si la mujer quedaba embarazada en su ausencia, por lo menos el retoño sería hijo de alguien a quien él había elegido. También se garantizaba el cuidado del niño en un entorno amenazador. Esta poliandría "fraternal" también se daba (y se sigue dando) en otras zonas como India, Nepal o Tíbet, aunque en este último fue prohibida al tomar el control las autoridades chinas.

Algunos estudios apuntan que la razón principal de la poliandría es puramente económica. En culturas como Nepal, Nigeria o la India la muerte del patriarca implica el reparto de las tierras entre hijos y esposas. Si todos los hijos se encuentran casados con una misma mujer no existe riesgo de diluir las riquezas y todas se aglutinarán bajo la misma familia.

Sin embargo, otras investigaciones han tratado de demostrar que la poliandría no es tan extraña como pudiera parecer a simple vista y que, además, se da en sociedades igualitarias. Los antropólogos Katherine E. Starkweather, de la Universidad de Missouri, y Raymond Hames, de la Universidad de Nebraska, publicaron en la revista 'Human Nature' una investigación en la que identifican 53 grupos humanos poliándricos. "Demostramos que aunque la poliandría es rara, no es tan extraña como se cree comúnmente, se encuentra en todo el mundo y especialmente en las sociedades con estructuras sociales relativamente simples, sin burocracia política ni organización social elaborada". También plantean la probabilidad de que esta forma de organización social fuera la práctica común en las primeras sociedades humanas.

5. La poligamia: El amor entre Sartre y Simone de Beauvoir

Actualmente, uno de los defensores de la poligamia es el psicólogo Christopher Ryan, quien asegura que los seres humanos estamos “bioprogramados” para la poligamia, “para recibir y responder a estímulos sexuales de múltiples parejas”.

Sí, evolucionamos, pero “seguimos siendo primates y el polideseo nos mueve”, dice Ryan.

“Los humanos parecen ser los más sexuales de los primates, con penes y testículos más grandes que cualquiera de los otros primates y con estos últimos fuera del cuerpo, donde temperaturas más frías ayudan a preservar el esperma para poder tener múltiples eyaculaciones. La capacidad multiorgásmica de las mujeres y la llamada vocalización copulatoria femenina también sugieren que estamos hechos para la poligamia”, sostiene el psicólogo estadounidense.

Además, Ryan justifica la poligamia al argumentar que dos de las especies primates más cercanas a los humanos confirman esta idea: “Las chimpancés hembras en ovulación copulan docenas de veces al día con todos los machos posibles. Los bonobos –chimpancés pigmeos-, famosamente promiscuos, disfrutan comúnmente de sexo grupal, el cual sirve para limar asperezas en el tejido social”.

Sin embargo, la sociedad actual –occidental, al menos- no funciona de esta manera. De este lado del mundo se practica la monogamia, #dicen, aunque Ryan opine que “los recién casados serían inteligentes si recordaran que aunque hayan escogido ser vegetarianos, es totalmente natural desear una hamburguesa con queso y tocino ocasionalmente”.

Sartre, por su parte, mantenía a muchas mujeres y hasta distribuía de manera perfecta el tiempo que pasaba con cada una. Por supuesto, ninguna sabía de la existencia de las demás, sólo su “Castor” (así le decía de cariño a Simone, por la semejanza de su apellido, Beauvoir, con la palabra beaver, castor en inglés).

En realidad, Sartre tenía un código: “viajes, poligamia, transparencia”. En su obra Carnéts, el filósofo francés explica que le dijo a Simone que “existían dos tipos de sexualidad: el amor necesario y los amores contingentes. Y Castor aceptó”. Simone era su amor necesario, las demás – Michelle, Arlette, Evelyne y Wanda-, eran los contingentes.

No obstante el acuerdo que los dos tenían (el de poder tener relaciones con las parejas que quisieran), nada fue tan fácil.

En La ceremonia de los adioses, Simone de Beauvoir describe los últimos años con Sartre, ese hombre con los ojos casi muertos, con una adicción terrible al alcohol, a las drogas…y a las mujeres.

Aunque esta pareja fue el símbolo del “amor libre” y la liberación sexual en los años sesenta y setenta, Simone de Beauvoir sí se sintió traicionada por Sartre, y más cuando éste “adoptó” a Arlette y la convirtió en la heredera universal de sus derechos literarios.

Sí, somos primates, pero somos primates que no están exentos de sentirse heridos y conflictuados con y por una relación polígama, a diferencia de los chimpancés y bonobos. Tal vez por ello la monogamia es más cómoda.

Ryan explica que la sociedad y la cultura –terapeutas y sacerdotes incluidos- han reprimido “nuestra energía libidinal”.
Simone de Beauvoir le confesó a uno de sus amantes, al estadounidense Nelson Algren, que su relación con Jean Paul Sartre “más que amor era una amistad íntima”.
 

6. Ética promiscua

Nosotras creemos que, cuando revisamos los temas que limitan nuestras relaciones y nuestro entendimiento de cómo podríamos ser, esencialmente estamos planificando una sociedad que es apropiada para la manera en que muchas personas viven hoy en día, una sociedad que cubre nuestra necesidad de cambio y desarrollo mientras que alimenta nuestro deseo fundamental de pertenencia y familia. Creemos que la monogamia continuará creciendo con fuerza como siempre lo ha hecho, una opción perfectamente válida para quienes la eligen auténticamente. (No creemos que haya mucha posibilidad de elegir cuando se te prohíbe elegir cualquier otra cosa). Queremos abrir nuestra visión para acomodar la monogamia junto con una plétora de opciones diferentes; plantear estructuras familiares y sociales que tienen espacio para crecer, que continuarán extendiéndose y adaptándose, que podemos adaptar a nuestras necesidades en el futuro. Creemos que las nuevas formas de familia están evolucionando ahora y que continuarán evolucionando, no para suplantar a la familia nuclear sino para completarla con una abundancia extraordinaria, un mundo de posibilidades para compartir familia, sexo y amor. Queremos liberarte para que crees la sociedad en la que quieres vivir. Nuestra visión de la utopía tiene al amor libre, en todas sus formas, como la base de nuestras ideas sobre la realidad, las posibilidades, sobre estar en el presente y planear el futuro. Creemos que la libertad sexual nos ayuda a ver nuestras vidas como realmente son, con la honestidad para autopercibirse nítidamente y la fluidez para dejarnos avanzar según cambian nuestras necesidades, como un yo que cambia y evoluciona con parejas que cambian y evolucionan en un mundo que cambia y evoluciona.

Nosotras vemos la promiscuidad ética llevándonos hacia un mundo en el que reconocemos y respetamos los límites de cada individuo más de lo que respetamos cualquier conjunto de reglas preconcebidas sobre cuáles deben de ser nuestros límites. Y al expandir nuestra vida sexual, prevemos la evolución de una sexualidad avanzada, en la que podemos llegar a ser más naturales y más humanos. El sexo realmente es la expresión física de un montón de cosas que no existen físicamente: amor y alegría, emociones profundas, una cercanía intensa, conexión profunda, consciencia espiritual, sentimientos increíblemente agradables, a veces incluso, un éxtasis trascendente. En nuestra utopía, el intelecto no es una trampa en la que nos bloqueamos, sino una herramienta valiosa que usamos para descubrir y llegar a todas las partes de nuestro ser y darle forma a nuestra experiencia. Liberamos nuestro yo natural al abrir nuestro intelecto a la consciencia sensual de nuestros cuerpos, y cuando ya no nos atascamos en nuestro intelecto nos volvemos algo más espirituales. Nos hacemos personas intuitivas, que experimentan el placer de vivir por el simple hecho de experimentarlo, en comunión con nuestro yo, con otras personas y más allá.

Nuestra fantasía sexual favorita: la abundancia Nosotras queremos que todo el mundo sea libre para expresar amor de todas las maneras posibles. Queremos crear un mundo en el que haya abundancia de lo que todo el mundo necesita: comunidad, conexión, tacto, sexo y amor. Queremos que nuestra prole se críe en un clan familiar, en un pueblo conectado dentro de la alienación urbana, donde haya suficientes personas adultas para quererla y quererse mutuamente y, por lo tanto, amor, atención y crianza de sobra, más que suficiente para funcionar.
Queremos un mundo donde las personas enfermas y ancianas sean cuidadas por personas que las quieren, en el que los recursos son compartidos por personas que se cuidan mutuamente. Soñamos con un mundo en el que nadie sea dominado por deseos que no tiene esperanza de satisfacer, en el que nadie sufra vergüenza por sus deseos, o vergüenza sobre sus sueños, en el que nadie sufra por la carencia de sexo.
Soñamos con un mundo en el que no se limite a nadie con unas reglas que dictan que deben ser menos personas, y personas menos sexuales de lo que tienen capacidad de ser.
Soñamos con un mundo en el que nadie pueda votar sobre tus elecciones vitales, o sobre a quién decides amar, o sobre cómo eliges expresar ese amor, excepto tú y tus amantes. Soñamos con un tiempo y un espacio en el que todo el mundo sea libre para declarar públicamente su amor, por quien sea, amando de la manera que sea. Y estamos deseando que se hagan realidad los sueños de toda una vida.
Dossie Easton, Janet W. Hardy, Ética promiscua
 

Finalizamos la actividad eligiendo el tema y la fecha del próximo, y último, Café Filosófico Virtual:

Domingo, 10 de julio, a las 17:00 (hora española)

"¿Es el apego necesario?"

Referencias

María Victoria Ramírez ¿Cuál es la tendencia "natural": poligamia o monogamia?
https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2008-05-26/cual-es-la-tendencia-natural-poligamia-o-monogamia_522594/


Neel Burton M.D. Los pros y los contras de la poligamia
https://www.psychologytoday.com/es/blog/los-pros-y-los-contras-de-la-poligamia


Natalia Menéndez Martínez, Las 3 diferencias entre Poliamor y Poligamia (explicadas)
https://medicoplus.com/psicologia/diferencias-poliamor-poligamia


Mayra Zepeda, La poligamia: El amor entre Sartre y Simone de Beauvoir
https://www.animalpolitico.com/lovaholicos-anonimos/la-poligamia-el-amor-entre-sartre-y-simone-de-beauvoir/


Ada Nuño. Las mujeres que se casan con varios hombres: por qué lo están haciendo
https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2019-04-13/historia-poliandria-mujeres-varios-maridos_1934078/


Dossie Easton, Janet W. Hardy, Ética promiscua
https://www.casadellibro.com/libro-etica-promiscua-3-ed/9788496614895/2125628

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