Hoy sale a la luz el último libro de una de mis escritoras favoritas, María Zaragoza.
Cuando le propuse la locura de crear una serie de actividades que acompañaran al texto, ella mostró un entusiasmo que me pareció alentador, aunque también un reto importante. Ella, una escritora consagrada, yo un humilde docente que apenas está dando sus primeros pasos.
Realizar un dossier de actividad no siempre es fácil, pero yo me puse manos a la obra para desarrollar 30 actividades que permitieran acompañar la lectura de Baba Yagá y permitieran fomentar el diálogo filosófico en el aula o en una lectura en familia.
El camino ha sido intenso, no lo voy a negar, pero también ha supuesto un aprendizaje constante. Caminar junto a la obra de una escritora, acompasarse a los ritmos editoriales, dejarse editar y disfrutar con todo el arte, comunidad que incluye el proceso final.
Así que, aquí estamos, al final de este camino y al principio de otro nuevo. Viendo como esta obra echa a andar y a su lado, atentamente, las actividades compuestas y diseñadas para que la familia o el aula que la lea, puedan seguir pensando desde sus personajes, sus retos y sus problemáticas.
Ahora solo queda dar las gracias, en primer lugar, a María. Por creer en que esto podía ser posible, viable e incluso atractivo. Gracias al Centro de Filosofía para Niños estatal por avalar, cuidar y ofrecer apoyo a este proyecto, gracias a Aristas Martínez, la editorial del proyecto, por acojerlo y verlo como una posiblidad y, por supuesto a El Rubencio, por las maravillosas ilustraciones que acompañan a una historia que te pone la piel de gallina.
Consigue aquí el relato de Baba Yagá o pídelo en tu librería de confianza.
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