El último café filosófico de la temporada comenzó con un "precalentamiento" filosófico. Profundizando en múltiples citas que hacen una referencia directa o indirecta a la libertad. De tal modo que en el trasncurso de esta actividad fuimos problematizando y relacionando esta idea con las siguientes subideas y conceptos que salían al uso.
Tras esto, leímos los siguiente textos tomados del libro "El antimanual de filosofía" de Michael Onfray. Los fuimos comentando y discutiendo con nuestras ideas propias e ideas compartidas, así como con las que estábamos y no estábamos de acuerdo:
- l"Alguien me ha contado que habiendo entrado en la estación de Milán, de donde salen trenes en todas las direcciones de Europa como consecuencia de la situación de la ciudad, fue presa de una horrible angustia ante el pensamiento de que podía ir tanto a Lyon como a Berlín, a Venecia como a Marsella, a Viena como a Constantinopla. También hay que decir que se encontraba en esa situación privilegiada que consiste en no tener situación: ni trabajo, ni familia, ninguna atadura de ninguna clase; eso es lo que se llama ser libre, pero, claro está, no una << libertad en situación>>. Y a esa idea de la multitud de los posibles se añadía el vivo sentimiento interno de la potencia personal: puedo, si quiero, coger un billete para tal o cual dirección, el empleado tan solo buscará complacerle.
Ni si quiera se inclinará a favor del más largo trayecto, del más caro, como no dejaría de hacer un buen vendedor en una tienda. Me deja libre, libre como Hamlet. De ahí nace un sentimiento de angustia que es así mismo tiempo un sentimiento de embriaguez, angustia ante la multiplicidad de los términos propuestos a la elección, embriaguez ante la potencia de desplegar, intacta y siempre nueva, pero que corre el peligro de comprometerse y de perderse con el uso […]
El vértigo que se apodera del hombre ante la multitud de los posibles está, pues, hecho a la vez de angustia y de embriaguez. Todavía no hemos hablado hasta aquí más que de hombres más o menos normales."
Jean Grenier (1898-1971) Profesor de filosofía de Albert Camus, profesor de estética.
“Conversaciones en torno al buen uso de la libertad” (1948)
-"Este principio consiste en que el único fin que justifica la intervención de la especie humana, colectiva o individualmente, en la libertad de acción de cualquiera de sus semejantes, es su propia protección. Que el único propósito para el que puede ejercitarse legítimamente el poder sobre cualquier miembro de una comunidad civilizada, contra su voluntad, es evitar que perjudique a los demás.
Su propio bien, sea físico o moral, no constituye justificación suficiente. Él no puede ser justificadamente forzado a actuar o a abstenerse de hacerlo porque sea mejor que él hacerlo así, porque ello le haga sentirse más feliz, porque en opinión de los demás hacerlo así sería de sentido común, o incluso justo. Estas son buenas razones para amonestarlo, para razonar con él, para persuadirlo o para suplicarle, pero no para obligarlo o infligirle cualquier mal en caso que actúe en forma diferente. Para justificar esto, la conducta de la que se desea disuadirlo tendría que haber sido calculada para perjudicar a otras personas. En la parte que le concierne meramente a él, su independencia es, por derecho absoluta. El individuo es soberano sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo y sobre su mente.
Quizás no sea necesario decir que esta doctrina es solo aplicable a seres humanos en la madurez de sus facultades. No nos referimos a niños ni a personas jóvenes que están por debajo de la mayoría de edad que la ley pueda fijar tanto para los hombres como para las mujeres. Aquellos que aún permanecen indefensos y requieren ayuda de otros, deberán ser protegidos contra sus propias acciones tanto como contra los daños que otros puedan inferirles"
John Stuart Mill (1806-1873) Filósofo utilitarista (padre del individualismo), uno de los escasos defensores de la causa femenina.
“Sobre la libertad” (1859)
-"lQue no desplaza a los metafísicos y a los idealistas religiosos, filósofos, políticos o poetas: la idea de dios implica la abdicación de la razón humana y de la justicia humana; es la negación más decisiva de la libertad humana y lleva necesariamente a la esclavitud de los hombres, tanto en teoría como en la práctica.
A menos de querer la esclavitud y el envilecimiento de los hombres, como lo quieren los jesuitas, como lo quieren los monjes, los pietistas o los metodistas protestantes, no podemos, no debemos hacer la menor concesión ni al dios de la teología ni al de la metafísica. Porque en ese alfabeto místico, el que comienza por decía A deberá fatalmente acabar diciendo Z, y el que quiere adorar a dios debe, sin hacerse ilusiones pueriles, renunciar bravamente a la libertad y a su humanidad.
Si dios existe, el hombre es esclavo; ahora bien, el hombre puede y debe ser libre: por consiguiente, dios no existe.
Desafío a cualquiera que sea a salir de ese círculo; y ahora, que se elija."
Mijaíl Bakunin (1814-1876) Teórico del anarquismo, oponente de Marx y enemigo de Dios.
“Dios y el Estado” (1871)
- "lProcurando la asociación una suma mayor de libertad, podrá ser considerada como <<una nueva libertad>>; uno escapa, en efecto, a la violencia inseparable de la vida en el Estado o la sociedad; las restricciones a la libertad y los obstáculos a la voluntad no faltarán. Porque el objeto de la asociación no es precisamente la libertad, que sacrifica a la individualidad, sino esta individualidad misma. Relativamente a esta, la diferencia es grande entre Estado y asociación. El Estado es el enemigo, el asesino del individuo; la asociación es su hija y su auxiliar; el primero es un espíritu, quiere que crea en él y me impone un credo, el credo de la legalidad. Él ejerce sobre Mí una influencia moral, reina sobre mi espíritu, proscribe mi Yo para sustituirse a él como mi verdadero y. En suma, el Estado es sagrado, y frente a mí, el individuo, es el verdadero hombre, el espíritu, el fantasma. La asociación, al contrario, es mi obra, mi criatura; no es sagrada ni es una potencia espiritual superior a mi espíritu. "
Max Stirner (1806-1856) Individualista radical. Presentado a veces como anarquista. “El único y su propiedad” (1844)
Tras lo cual elegimos el tema del próximo café filosófico de la siguiente temporada(avisaremos cuando comience):
¿Qué es el bien y mal?
Muchas gracias a todas y todos los participantes que habéis llenado las actividades mes a mes y que no os ha importando donde hacerlas y cuándo hacerlas. Gracias infinitas a Korova Criptana por propocionar el espacio, la ilusión y la energía y al pueblo de Campo de Criptana que tan bien ha recibido esta actividad.
Tras esto, leímos los siguiente textos tomados del libro "El antimanual de filosofía" de Michael Onfray. Los fuimos comentando y discutiendo con nuestras ideas propias e ideas compartidas, así como con las que estábamos y no estábamos de acuerdo:
- l"Alguien me ha contado que habiendo entrado en la estación de Milán, de donde salen trenes en todas las direcciones de Europa como consecuencia de la situación de la ciudad, fue presa de una horrible angustia ante el pensamiento de que podía ir tanto a Lyon como a Berlín, a Venecia como a Marsella, a Viena como a Constantinopla. También hay que decir que se encontraba en esa situación privilegiada que consiste en no tener situación: ni trabajo, ni familia, ninguna atadura de ninguna clase; eso es lo que se llama ser libre, pero, claro está, no una << libertad en situación>>. Y a esa idea de la multitud de los posibles se añadía el vivo sentimiento interno de la potencia personal: puedo, si quiero, coger un billete para tal o cual dirección, el empleado tan solo buscará complacerle.
Ni si quiera se inclinará a favor del más largo trayecto, del más caro, como no dejaría de hacer un buen vendedor en una tienda. Me deja libre, libre como Hamlet. De ahí nace un sentimiento de angustia que es así mismo tiempo un sentimiento de embriaguez, angustia ante la multiplicidad de los términos propuestos a la elección, embriaguez ante la potencia de desplegar, intacta y siempre nueva, pero que corre el peligro de comprometerse y de perderse con el uso […]
El vértigo que se apodera del hombre ante la multitud de los posibles está, pues, hecho a la vez de angustia y de embriaguez. Todavía no hemos hablado hasta aquí más que de hombres más o menos normales."
Jean Grenier (1898-1971) Profesor de filosofía de Albert Camus, profesor de estética.
“Conversaciones en torno al buen uso de la libertad” (1948)
-"Este principio consiste en que el único fin que justifica la intervención de la especie humana, colectiva o individualmente, en la libertad de acción de cualquiera de sus semejantes, es su propia protección. Que el único propósito para el que puede ejercitarse legítimamente el poder sobre cualquier miembro de una comunidad civilizada, contra su voluntad, es evitar que perjudique a los demás.
Su propio bien, sea físico o moral, no constituye justificación suficiente. Él no puede ser justificadamente forzado a actuar o a abstenerse de hacerlo porque sea mejor que él hacerlo así, porque ello le haga sentirse más feliz, porque en opinión de los demás hacerlo así sería de sentido común, o incluso justo. Estas son buenas razones para amonestarlo, para razonar con él, para persuadirlo o para suplicarle, pero no para obligarlo o infligirle cualquier mal en caso que actúe en forma diferente. Para justificar esto, la conducta de la que se desea disuadirlo tendría que haber sido calculada para perjudicar a otras personas. En la parte que le concierne meramente a él, su independencia es, por derecho absoluta. El individuo es soberano sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo y sobre su mente.
Quizás no sea necesario decir que esta doctrina es solo aplicable a seres humanos en la madurez de sus facultades. No nos referimos a niños ni a personas jóvenes que están por debajo de la mayoría de edad que la ley pueda fijar tanto para los hombres como para las mujeres. Aquellos que aún permanecen indefensos y requieren ayuda de otros, deberán ser protegidos contra sus propias acciones tanto como contra los daños que otros puedan inferirles"
John Stuart Mill (1806-1873) Filósofo utilitarista (padre del individualismo), uno de los escasos defensores de la causa femenina.
“Sobre la libertad” (1859)
-"lQue no desplaza a los metafísicos y a los idealistas religiosos, filósofos, políticos o poetas: la idea de dios implica la abdicación de la razón humana y de la justicia humana; es la negación más decisiva de la libertad humana y lleva necesariamente a la esclavitud de los hombres, tanto en teoría como en la práctica.
A menos de querer la esclavitud y el envilecimiento de los hombres, como lo quieren los jesuitas, como lo quieren los monjes, los pietistas o los metodistas protestantes, no podemos, no debemos hacer la menor concesión ni al dios de la teología ni al de la metafísica. Porque en ese alfabeto místico, el que comienza por decía A deberá fatalmente acabar diciendo Z, y el que quiere adorar a dios debe, sin hacerse ilusiones pueriles, renunciar bravamente a la libertad y a su humanidad.
Si dios existe, el hombre es esclavo; ahora bien, el hombre puede y debe ser libre: por consiguiente, dios no existe.
Desafío a cualquiera que sea a salir de ese círculo; y ahora, que se elija."
Mijaíl Bakunin (1814-1876) Teórico del anarquismo, oponente de Marx y enemigo de Dios.
“Dios y el Estado” (1871)
- "lProcurando la asociación una suma mayor de libertad, podrá ser considerada como <<una nueva libertad>>; uno escapa, en efecto, a la violencia inseparable de la vida en el Estado o la sociedad; las restricciones a la libertad y los obstáculos a la voluntad no faltarán. Porque el objeto de la asociación no es precisamente la libertad, que sacrifica a la individualidad, sino esta individualidad misma. Relativamente a esta, la diferencia es grande entre Estado y asociación. El Estado es el enemigo, el asesino del individuo; la asociación es su hija y su auxiliar; el primero es un espíritu, quiere que crea en él y me impone un credo, el credo de la legalidad. Él ejerce sobre Mí una influencia moral, reina sobre mi espíritu, proscribe mi Yo para sustituirse a él como mi verdadero y. En suma, el Estado es sagrado, y frente a mí, el individuo, es el verdadero hombre, el espíritu, el fantasma. La asociación, al contrario, es mi obra, mi criatura; no es sagrada ni es una potencia espiritual superior a mi espíritu. "
Max Stirner (1806-1856) Individualista radical. Presentado a veces como anarquista. “El único y su propiedad” (1844)
Tras lo cual elegimos el tema del próximo café filosófico de la siguiente temporada(avisaremos cuando comience):
¿Qué es el bien y mal?
Muchas gracias a todas y todos los participantes que habéis llenado las actividades mes a mes y que no os ha importando donde hacerlas y cuándo hacerlas. Gracias infinitas a Korova Criptana por propocionar el espacio, la ilusión y la energía y al pueblo de Campo de Criptana que tan bien ha recibido esta actividad.
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