Koiné: Lengua común que se establece unificando los rasgos de diversas lenguas o dialectos. Pretende generar actividades de Filosofía aplicada y prácticas filosóficas en personas de todas las edades.

viernes, 12 de agosto de 2016

¿Qué necesito tener en cuenta para ir a un Café Filosófico?

Hace unos días tuve el inesperado mensaje de una persona que sabía de mis actividades que tratan de aproximar la actividad filosófica al gran público mediante los Cafés/Vinos/Cervezas/Tés Filosóficos y otras que no vienen al caso.
Pues bien, esta persona me pidió que le diera una lista de títulos para ir preparado a una actividad de esta naturaleza y que versaría sobre la tecnología y la identidad humana.
Por eso se me ha ocurrido que sería positivo ofrecer a cualquier persona los mismos consejos y algunos otros a la hora de afrontar una actividad así. Evitando caer en los prejuicios y falsas apariencias de que la reflexión filosófica tiene que ser sesuda, academicista o para una élite intelectual en la cual solo están las mejores mentes de la humanidad.

Pero esto no es una guía para hacer un Café Filosófico ni consejos para las personas que los organizan. Esto es unos consejos para las personas que han poco o muy poco a este tipo de actividades.

Vino Filosófico de 2013 en Campo de Criptana
Por si todavía no lo sabes un Café Filosófico es, a grandes rasgos, un encuentro informal entre personas que le interesan un tema de discusión con características filosóficas (¡qué tema no lo tiene!) y que discurre en una atmósfera controlada por un moderador, facilitador, potenciador de la actividad. Preferiblemente una persona que haya estudiado Filosofía o que haya sido autodidacta de textos e ideas relacionadas. Sé que este punto puede ser controvertido pero seguramente Marc Sautet, el impulsor de los Cafés Filosóficos en Francia y desarrollador de este tipo de actividades, hubiera estado de acuerdo en reconocer que dentro de un Café Filosófico debe haber, cuanto menos, una persona que modere, guíe u oriente filosóficamente un posible diálogo cotidiano en un proceso de transformación reflexiva. Al final de este artículo os dejo algunas páginas para saber más sobre la historia, objetivos y procedimientos de los Cafés Filosóficos.

Bueno, vayamos al grano, estos son los consejos que daría a cualquier persona a la hora de enfrentarse a un Café Filosófico por primera, segunda o tercera vez.

1. No tienes que te prepararte. No no tienes que elaborar una serie de lecturas previas ni hacer informes, ensayos ni tampoco ir a seminarios previos a la actividad. Ahora es cuando los pedantes (acepción primera) academicistas se me echan encima y me dicen que entonces para qué sirve la Filosofía y esta actividad. Sin embargo, que su altanería y su elitismo no te hagan ver antes el bosque que el árbol. Un Café Filosófico es el comienzo de muchas cosas: ideas, reflexiones, contradicciones, comparaciones, actitudes, relaciones, propuestas similares, analogías, metáforas sintética, etc. Por eso, el paso del Café Filosófico a las lecturas es el natural y no a la inversa. Tal vez vayas a una sesión sobre la ética animal sin ninguna gana, acompañando a una amiga, porque no tienes ningún interés y acabes leyendo algunos de los libros de Peter Singer o tal vez encuentres que un tema, que a simple vista es sencillo como el de la amistad, tiene más aristas y complejidades de las que jamás habrías considerado. Así al final, siguiente este ejemplo, te animes y decidas asistir a un seminario sobre ese tema, aventurándote al mundo académico de la universidad.
Café Filosófico de 2011 en el Ateneo de Salamanca

2. Los únicos protagonistas son el desarrollo del tema y la propia comunidad de discusión. El trabajo y la actitud de este último es clave para hacer una gran profundización de este primero. A diferencia de un seminario, ponencia o defensa de una tesis doctoral en el cual el trabajo de erudición y profundización es individual y teórico. El trabajo reflexivo aquí lo hace el grupo de manera práctica en su conjunto: las experiencias, los conocimientos previos, las formaciones y las vivencias de cada individuo conforman este grupo múltiple. Pero si un grupo es pasivo la sesión será lenta, tediosa y aburrida. Ahí hará falta a una persona que haga bien su papel de facilitador, moderador y animador de la actividad. Sacar a la gente de sus casillas puede funcionar (al estilo de O. Brenifier) o proponer alguna actividad que sirva de "resorte a la reflexión". Pero estas estrategias ya es otro tema del que también habrá que hacer otro artículo.
Ahora, si decides ir a este tipo de actividades pensando, como otros, que tú puedes aportar un punto de vista distinto, una perspectiva genuina u original y que puede ser comparada, contrapuesta o complementada, tienes una actitud realmente interesante para facilitar el mecanismo de una comunidad de indagación y reflexión filosófica.

3. Haz una lista de preguntas sobre la temática antes, durante y después de la actividad. Ahonda dentro de lo que ya sabes, de lo que tu propia experiencia te ha servido para conocer este tema. Esto te ayudará no solo para recopilar aspectos que ya manejas y conoces, también para ordenar, clarificar y señalar qué ideas son más importantes a la hora de ejercer tu labor como participante. Estas preguntas también pueden ser hilo de discusión entre algunos de los temas que se fueran abriendo o incluso pueden abrir y ampliar la temática desde sus distintas posibilidades y posiciones.
Ahora, jamás busques una respuesta rotunda, absoluta y dogmática a todas ellas. Si de algo se caracteriza la actividad filosófica es de abrir, reabrir y requetequeabrir ideas, problemas y sistemas de reflexión para revisitarlos y darles una nueva visión. Por eso, yo estoy especialmente de acuerdo en afirmar, como hace el filósofo Manuel Cruz, que la filosofía no sirve para dar respuestas sino para hacer cada vez preguntas mejores, más elaboradas y repensadas.
Café Filosófico de 2012 con el grupo de "bookcrossing" de Castilla y León

4. No te frustres si la actividad no era como esperabas. Hay temas difíciles, hay grupos difíciles, hay facilitadores díficiles y una serie de aspectos que no se controlan en estas actividades y que pueden hacerla una maravillosa experiencia o un bodrio considerable. La mejor actitud es la de apertura y comprensión ante algo con múltiples posibilidades que se abre ante ti y de la que puedes disfrutar de intervenciones de compañeros o compañeras, las cuales también pueden hacer tambalear algunas ideas cimentadas en ti. Piénsalo, esto puede llegar a transformarte como persona, ciudadano o pensador/a.

Abro paréntesis: recuerdo un Vino Filosófico que realicé en mi pueblo y al que asistió un participante que ya conocía y que se caracterizaba por aportaciones no solo fuera del tema sino que además tenían bastante salidas de tono por ser irrespetuosas conmigo y los otros asistentes. En este caso, como en muchos otros, por más que le decías que tratara de ceñirse al tema o de pedirle que relacionara su intervención con la temática a tratar. Este participante seguía en su camino de "soliloquio boicoteador". Bueno, el resultado de una de sus intervenciones fue afirmar que Aristóteles y Sócrates estarían avergonzados de una actividad como esta. Seguramente él conoce personal y estrechamente a esos filósofos y sabe que están completamente en contra de que se hable de un tema filosófico en un bar, café o restaurante. El final de esto fue un momento realmente incómodo que causó unos 10 minutos de incertidumbre y tensión. Cosas que pueden pasar.

5. Disfruta y pásatelo bien. Si el facilitador o la facilitadora, y es muy pobable sepa hacerlo, este punto lo puedes olvidar porque lo vas a pasar bien sí o sí. Sin embargo, si no es así o si tal vez esperabas otra cosa bien distinta, siempre te queda disfrutar de las reflexiones que se van elaborando y que se van construyendo en una maraña de cuestiones, problemáticas e argumentos sobre una tema que acaban por mostrar un esquema complejo y que a priori era sencillo y simple, aparentemente. Seguro que venías con una idea que zanjaba la temática y se tambalearon tus esquemas.
Una comunidad de diálogo se caracteriza, tanto en estas sesiones como en la Filosofía para/con Niños, por ser compleja, respetuosa y múltiple. Porque quien más sabe del tema habla con mayor precisión y aprende a hacerse entender y el que menos sabe aprende siendo capaz de mostrar que la reflexión filosófica está en cada idea y puede ser mejorada constantemente. Esto pasa aunque no tengamos título universitario o aspiremos a ser doctor en la más prestigiosa universidad. Incluso aunque nuestra actividad profesional sea la del cuidado de personas dependientes o la atención en la casa. Cualquiero persona es capaz de pensar.

Cuando echas la vista atrás a múltiples actividades te das cuenta que la atmósfera que se acaba creando con el pasar de las sesiones es hermosa porque es pausada, profundamente reflexiva y múltiple. La gente no ataca a las personas por tener ideologías distintas, hace tambalear los cimientos de algunas ideas que son rebatidas o discutidas y puestas en tela de juicio. Esto te acaba por mostrar que se puede discutir de casi todo más allá de cómo se suele hacer en las mal llamadas "tertulias" televisivas (en la radio reconozco que ocurren menos, por suerte) en las que ni se respetan turnos de palabra abundando coros disonantes de voces múltiples y en las que lo único importante es que se oiga la voz de uno y si hace falta te grito. Quien ridiculiza al otro, ya ves que paradoja, es quien se cree ganador. Porque, no lo olvidemos, no es más que un "show".
Vino Filosófico de 2014 en la Ciudad de México

Así que si estás pensando en asistir a algún Café/Vino/Cerveza/Té Filosófico, no tengas miedo ni dudes y atrévete a pensar por ti mismo para que estos pensamientos sean parte de la gran/pequeña comunidad de reflexión filosófica que allí se puede abrir.

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Epicteto