Hace unos días tuve el inesperado mensaje de una persona que sabía de mis actividades que tratan de aproximar la actividad filosófica al gran público mediante los Cafés/Vinos/Cervezas/Tés Filosóficos y otras que no vienen al caso.
Pues bien, esta persona me pidió que le diera una lista de títulos para ir preparado a una actividad de esta naturaleza y que versaría sobre la tecnología y la identidad humana.
Por eso se me ha ocurrido que sería positivo ofrecer a cualquier persona
los mismos consejos y algunos otros a la hora de afrontar una actividad
así. Evitando caer en los prejuicios y falsas apariencias de que la
reflexión filosófica tiene que ser sesuda, academicista o para una élite
intelectual, proceso el cual solo está las mejores mentes de la humanidad.
Pero
esto no es una guía para hacer un Café Filosófico ni consejos para las
personas que los organizan. Esto son unos consejos para las personas que
han asistido poco o muy poco a este tipo de actividades.
Vino Filosófico de 2013 en Campo de Criptana |
Por si todavía no lo sabes un Café Filosófico es, a grandes rasgos, un encuentro informal entre personas que le interesan un tema de discusión con características filosóficas (¿qué tema no lo tiene?) y que discurre en una atmósfera controlada por un moderador, facilitador, potenciador de la actividad.
Preferiblemente una persona que haya estudiado Filosofía o que haya
sido autodidacta de textos e ideas relacionadas.
Sé que este punto puede
ser controvertido pero seguramente Marc Sautet,
el impulsor de los Cafés Filosóficos en Francia, hubiera estado de acuerdo en reconocer que dentro
de un Café Filosófico debe haber, cuanto menos, una persona que modere,
guíe u oriente filosóficamente un posible diálogo cotidiano en un
proceso de transformación reflexiva. Al final de este artículo os dejo
algunas páginas para saber más sobre la historia, objetivos y
procedimientos de los Cafés Filosóficos.
Bueno, vayamos al grano. Estos son los consejos que daría a cualquier persona a la hora de enfrentarse a un Café Filosófico por primera, segunda o tercera vez.
1. No tienes que te prepararte. No no tienes que elaborar una
serie de lecturas previas ni hacer informes, ensayos ni tampoco ir a
seminarios previos a la actividad. Ahora es cuando los pedantes
(acepción primera) academicistas se me echan encima y me dicen que
entonces para qué sirve la Filosofía y esta actividad. Sin embargo, que
su altanería no te hagan ver antes el bosque que el árbol.
Un Café Filosófico es el comienzo de muchas cosas: ideas, reflexiones,
contradicciones, comparaciones, actitudes, relaciones, propuestas
similares, analogías, metáforas sintética, etc. Por eso, el paso del
Café Filosófico a las lecturas es el natural. Tal vez una persona que acude a un Café Filosófico porque un tema le preocupa o ha estudiado sobre él, pueda parecerle poco trabajado, pero puede ser normal.
Tal vez
vayas a una sesión sobre la ética animal sin ninguna gana, acompañando a
una amiga, porque no tienes ningún interés y acabes leyendo algunos de
los libros de Peter Singer o tal vez encuentres que un tema, que a
simple vista es sencillo como el de la amistad, tiene más aristas y
complejidades de las que jamás habrías considerado. Así, al final,
siguiendo el ejemplo, te animes y decidas asistir a un seminario sobre
ese tema, aventurándote al mundo académico de la universidad.
Café Filosófico de 2011 en el Ateneo de Salamanca |
2. Los únicos protagonistas son el desarrollo del tema y la propia comunidad de discusión.
El trabajo y la actitud de este último es clave para hacer una gran
profundización de este primero. El trabajo reflexivo aquí lo
hace el grupo de manera práctica en su conjunto: las experiencias de las personas que participan, los
conocimientos previos, las formaciones y las vivencias de cada individuo
conforman parte de la comunidad. Pero si un grupo es pasivo la sesión
será lenta, tediosa y aburrida. Si esperan que estas actividaden sea una persona hablando sobre muchas ideas filosóficas, pensadores/as y propuesta y esto puede ser un gran error.
Ahí hará falta a una persona que haga
bien su papel de facilitador, moderador y animador de la actividad.
Sacar a la gente de sus casillas puede funcionar (al estilo de O. Brenifier)
o proponer alguna actividad que sirva de "resorte a la reflexión". Pero
estas estrategias ya son otro tema del que también habrá que hacer otro
artículo.
Ahora, si decides ir a este tipo de actividades pensando, como otros,
que tú puedes aportar un punto de vista distinto, una perspectiva
genuina u original y que puede ser comparada, contrapuesta o
complementada, tienes una actitud realmente interesante para facilitar
el mecanismo de una comunidad de indagación y reflexión filosófica. Habría que evitar pensar a toda cosa desde el pensamiento único. Lo positivo de una actividad así es no dar nada por sentado.
3. Haz una lista de preguntas sobre la temática antes, durante y después de la actividad. Ahonda dentro de lo que ya sabes,
de lo que tu propia experiencia te ha servido para conocer este tema.
Esto te ayudará no solo para recopilar aspectos que ya manejas y
conoces, también para ordenar, clarificar y señalar qué ideas son más
importantes a la hora de ejercer tu labor como participante. Estas
preguntas también pueden ser hilo de discusión entre algunos de los
temas que se fueran abriendo o incluso pueden abrir y ampliar la
temática desde sus distintas posibilidades y posiciones.
Ahora, jamás busques una respuesta rotunda, absoluta y dogmática a todas
ellas. Si de algo se caracteriza esta actividad filosófica es de abrir,
reabrir y requetequeabrir ideas, problemas y sistemas de reflexión para
revisitarlos y darles una nueva visión. Por eso, yo estoy especialmente
de acuerdo en afirmar, como hace el filósofo Manuel Cruz, que la
filosofía no sirve para dar respuestas sino para hacer cada vez preguntas mejores, más elaboradas y repensadas.
Café Filosófico de 2012 con el grupo de "bookcrossing" de Castilla y León |
4. No te frustres si la actividad no era como esperabas. Hay temas difíciles, hay grupos difíciles, hay facilitadores díficiles y una serie de aspectos que no se controlan en estas actividades y que pueden hacerla una maravillosa experiencia o un bodrio considerable. La mejor actitud es la de apertura y comprensión ante algo con múltiples posibilidades que se abre ante ti y de la que puedes disfrutar de intervenciones de compañeros o compañeras, las cuales también pueden hacer tambalear algunas ideas cimentadas en ti. Piénsalo, esto puede llegar a transformarte como persona, ciudadano o pensador/a.
Abro paréntesis: recuerdo un Vino Filosófico que realicé en mi pueblo y
al que asistió un participante que ya conocía y que se caracterizaba por
aportaciones no solo fuera del tema sino que además tenían bastante
salidas de tono por ser irrespetuosas conmigo y los otros asistentes. En
este caso, como en muchos otros, por más que le decías que tratara de
ceñirse al tema o de pedirle que relacionara su intervención con la
temática a tratar. Este participante seguía en su camino de "soliloquio boicoteador". Bueno, el resultado de una de sus intervenciones fue afirmar que Aristóteles y Sócrates estarían avergonzados de una actividad como esta.
Seguramente él conoce personal y estrechamente a esos filósofos y sabe
que están completamente en contra de que se hable de un tema filosófico
en un bar, café o restaurante. El final de esto fue un momento realmente
incómodo que causó unos 10 minutos de tensión. Cosas
que pueden pasar y de las que aprender.
5. Disfruta y pásatelo bien. Si el facilitador/a sabe manejar la sesión,
y es muy pobable sepa, este punto lo puedes olvidar porque lo
vas a pasar bien sí o sí. Sin embargo, si no es así o si tal vez
esperabas otra cosa bien distinta, siempre te queda disfrutar de las
reflexiones que se van elaborando y que se van construyendo en una
maraña de cuestiones, problemáticas y argumentos sobre una tema que
acaban por mostrar un esquema complejo y que a priori era sencillo y
simple. Seguro que venías con una idea que zanjaba la
temática y se tambalearon tus esquemas.
Una comunidad de diálogo se caracteriza, tanto en estas sesiones como en
la Filosofía para/con Niños, por ser compleja, respetuosa y múltiple.
Porque quien más sabe del tema habla con mayor precisión y aprende a
hacerse entender y el que menos sabe aprende siendo capaz de mostrar que
la reflexión filosófica está en cada idea y puede ser mejorada
constantemente. Esto pasa aunque no tengamos título universitario o
aspiremos a ser doctor en la más prestigiosa universidad. Incluso aunque
nuestra actividad profesional sea la del cuidado de personas
dependientes o la atención en la casa. Cualquiero persona es capaz de
pensar.
Cuando echas la vista atrás a múltiples actividades te das cuenta que la
atmósfera que se acaba creando con el pasar de las sesiones es hermosa
porque es pausada, profundamente reflexiva y múltiple. La gente no ataca
a las personas por tener ideologías distintas, hace tambalear los
cimientos de algunas ideas que son rebatidas o discutidas y puestas en
tela de juicio. Esto te acaba por mostrar que se puede discutir de casi
todo más allá de cómo se suele hacer en las mal llamadas "tertulias" en los medios en los que juega más cómo se escucha mi argumento o quién gana en el "relato" que en la profundización honesta de la idea. En estas tampoco se respetan turnos de palabra abundando coros disonantes de
voces múltiples y en las que lo único importante es que se oiga la voz
de uno y si hace falta el grito y el insulto. Quien ridiculiza al otro, ya ves que
paradoja, es quien se cree ganador. Porque, no lo olvidemos, no es más
que un "show".
Vino Filosófico de 2014 en la Ciudad de México |
Así que si estás pensando en asistir a alguna activdad de estas características, no tengas miedo ni dudes y atrévete a pensar por ti mismo para que estos pensamientos sean parte de la gran comunidad de reflexión filosófica que allí se abre.
¿Quieres saber más? Echale un ojo a estas páginas y enlaces.
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