Koiné: Lengua común que se establece unificando los rasgos de diversas lenguas o dialectos. Pretende generar actividades de Filosofía aplicada y prácticas filosóficas en personas de todas las edades.

sábado, 12 de noviembre de 2016

II Sesión del taller de Filosofía para/con Niños. La Comunidad

En nuestra segunda sesión empezamos analizando la última fábula de Esopo que llevamos para trabajar en familia. Tras comentar algunas de las enseñanzas que nos podría dar empezamos el tema de esta semana: La comunidad.

Es importante para una comunidad sentirse como tal, sobre todo es importante que el más pequeño sienta que tiene un papel y que el más grande o el que tiene mayor dote de liderazgo sepa ceder sus proyectos al grupo cuando sea necesario. Del mismo modo que sepan que en una comunidad todos somos aprendices, todos aprendemos, incluso el más sabio y el más mayor, y que la ayuda en comunidad acaba por conseguir logros mayores. Ya se sabe que: "10 cabezas piensan más que 2".
Nuestra primera actividad de taller consistió en la famosa dinámica de la manta. Esta actividad es bastante buena para trabajar una idea de comunidad compartida en la que si hay diálogo y paciencia el reto saldrá adelante. La mecánica consiste en darle la vuelta a una manta en el suelo estando todos juntos arriba y sin pisar el suelo. Los participantes de la sesión tenían 3 intentos para conseguirlo.

En ambos grupos los dos primeros intentos fueron bastante infructuosos, sin embargo, cuando se les pedía que dialogases para saber quién tendría que liderar el cambio de manta, quién debía contender a otros para no caer y quien tratar de dirigirlo, pronto alguien salía a ayudar a hacerlo. Es decir, al final el grupo sabe funcionar bastante bien si cada uno toma su rol y su papel en esta misión compartida.


Un vez realizada la dinámica pasamos comentar qué es una comunidad y por qué a la nuestra la llamamos "Comunidad de indagación o investigación". Además, hablamos de cómo el diálogo es clave y para qué sirve ser paciente y ayudar al que necesita nuestra ayuda en la investigación de un concepto o tema.

Tras este interesante rato de diálogo pasamos a construir en la práctica esto de la comunidad. Pedimos a los participantes dos actividades:

Primero. Creamos un cuento entre todos, esta famosa dinámica de la animación a la lectura sirve entre otras cosas para fomentar la creatividad y la imaginación en los participantes. Sin embargo, nosotros le intentamos dar un cariz de creación coherente conjunta. Es decir, el relato tenía que tener sentido.
De este modo un grupo inventó un relato de un dragón que quería volar por el espacio pero que al faltarle oxígeno y no tener cohete no podía viajar hasta allí. Entonces, nuestro animal fuerte y valiente pintó el techo de su casa con estrellas y planetas fluorescentes y apagó todas las luces para imaginar que estaba orbitando por el espacio, colocó viejas camas elásticas para darse la sensación de flotabilidad.
El segundo grupo imaginó una expedición de una tortuga llamada "yoquesé", de un grupo de filósofos y un Ñu que deambulaba solo y triste por la sabana. Ellos fueron a buscar a un dinosaurio extinguido pero hallaron, para su sorpresa, un escarabajo negro que era muy inteligente y que andaba tras las búsqueda de una ciudad de oro. Total, al final encontraron al dinosaurio y la ciudad de oro y tocó dirimir qué se hacía con el oro y con el dinosaurio.

Segunda. Les ofrecí a los asistentes el terminar un relato en comunidad que ya estaba empezando, pero que tenía que elegirse un final también plausible y coherente. Esta actividad, acotada por el tiempo que quedaba, quedó cerrada pero fue algo apresurada, debemos confesar.

Esta semana los jóvenes aprendices de pensadores/as tratarán de realizar esa comunidad creadora de cuentos en casa. Para la próxima sesión tendrán que traer de casa un cuento elaborado por ellos y sus familiares, ya sabéis, en comunidad.
¿Cuál será el resultado? Tendremos que esperar.

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