Antes de comenzar, explicamos ciertas normas y dimos algunas pinceladas de lo que no es un Café Filosófico
Hablamos de la Historia de los Cafés Filosóficos
En 1992, Marc Sautet , profesor de filosofía en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de París, durante una entrevista en la radio, contó como algo anecdótico que se reunía con unos amigos para filosofar cada domingo por la mañana en un café de la plaza de la Bastilla, en París. Cuál sería su sorpresa al domingo siguiente, cuando comprobó cómo acudieron allí numerosas personas deseosas de participar en ese tipo de discusiones informales.
Semana tras semana, el número de asistentes fue en aumento y se hizo necesario buscar algunas reglas básicas de funcionamiento con el fin de que este tipo de aglomeraciones no se transformasen en una algarabía cacofónica.Había nacido así el café filosófico. A partir de 1995, otras dos o tres experiencias similares vieron la luz en la capital francesa, motivadas por iniciativas personales más o menos calcadas de la primera. Fue entonces cuando la prensa comenzó a prestar atención al fenómeno, lo que poco a poco suscitó numerosas vocaciones espontáneas hasta llegar a la situación actual.
Usamos algunas preguntas disparadores
¿Qué significa democratizar algo? ¿Democratizar significa pérdida de esencia? ¿Llegar a más gente implica que la actividad se convierta en otra cosa?
¿Por qué tememos que la gente piense? ¿Quién teme a la Filosofía o al filosofar?
Durante la actividad nos acompañaron estos textos:
1. Biesta, el bello riesgo de educar:
“Esta es la razón por la que Arendt escribe que el agente no es un autor o productor, sino un sujeto en el doble sentido de la palabra, concretamente, el que empezó una acción y el que la sufre y se somete a sus consecuencias. La idea básica de la interpretación de la acción de Arendt es por tanto muy sencilla: no podemos actuar de forma aislada. Si empezara algo y nadie respondiese, nada se desprendería de mi iniciativa y, como resultado, mis inicios no vendrían al mundo. Yo no aparecería en el mundo. Pero si empiezo algo y otros asumen mis inicios, sí vengo al mundo, y en ese preciso momento soy libre.
Esto significa que nuestra “capacidad” de acción -y por tanto nuestra libertad- dependen fundamentalmente de las formas en las que otros asumen nuestros inicios El “problema” es, sin embargo, que otros responden a nuestra iniciativas de manera imprevisible. Como dice Arendt, actuamos siempre sobre seres “que son capaces de sus propias acciones” (Arendt, The crisis in education. Harmondsworht: Penguin Books, 1977, pág. 190). Aunque esto frustra nuestros inicios, Arendt enfatiza una y otra vez que la “imposibilidad de permanecer como amos únicos de lo que hacemos” es al mismo tiempo la condición -y única condición- bajo la cual nuestros inicios pueden venir al mundo (Arendt, H: What is freedom?. Harmondsworth: Penguin Books, pág. 244).”
Biesta, Gert, J.J. El bello riesgo de educar. Cada acto educativo es singular y abierto a lo imprevisto. Madrid: Ed. SM, 2017
2.Phillips, Sócrates Café.
“[Sócrates] Interrogaba a la gente con la intención de hacerles reflexionar sobre sus ideas preconcebidas. Algunos le admiraron por ello, se hicieron buenos amigos suyos y se unieron a sus debates durante muchos años; otros pensaban que sólo pretendía destruir las viejas ideas sobre la religión y la moralidad sin reemplazarlas por otras. Algunos de los jóvenes que frecuentaba traicionaron a su país y lideraron una revolución que derrocó al gobierno democrático. Los atenienses se levantaron contra ellos y los mataron. Tras la restauración de la democracia, Sócrates fue sometido a juicio bajo la acusación de introducir nuevos dioses en Atenas y de corromper a la juventud. No se tomó en serio los cargos y no pidió clemencia. Fue condenado a beber la cicuta. Tanto en aquel momento como más tarde, muchos opinaron que la sentencia era injusta porque impedía la libertad de expresión, mientras que otros creyeron que merecía morir porque sus discípulos casi habían destruido el Estado ateniense. En cualquier caso, siempre se admiró su valor y su independencia. Su discípulo más famoso, Platón, se convirtió en un gran filósofo e hizo de su maestro el protagonista de la mayoría de sus libros.
—Excelente —le digo. Y todos rompemos en aplausos. A continuación, Peter levanta la mano para pedir la palabra: — Creo que Sócrates es todo aquel que no se asusta de seguir haciendo preguntas aunque los demás quieran detenerle, —Tienes razón —apunta Sara. Y la filósofa en ciernes añade—: Sócrates somos todos. ” Phillips, Christopher. Sócrates Café. Un soplo fresco de filosofía. Madrid: Ed. Temas de hoy, 2002.
3. Phillips, Sócrates Café.
“En el Sócrates Café, aunque a un nivel más modesto, los participantes están perpetuando la tradición herética del tábano intelectual. En el curso de nuestros diálogos, resulta evidente que nadie ha encontrado aún la respuesta definitiva a ninguna pregunta. Ninguna opinión, ninguna de las llamadas verdades, es la última palabra. Pero unas soportan mejor que otras el tamiz socrático. Laszlo Versenyi lo expresa de este modo: «Para Sócrates, saber algo significaba ser capaz de defenderlo con razones, mediante una argumentación racional, y de demostrarlo a los demás. Significaba sostener algo[…] como una conclusión basada en una larga cadena de razonamiento...» La búsqueda socrática brinda la oportunidad de dialogar con mentes apasionadas, de examinar grandes ideas, de debatir cuestiones y preguntas intemporales. Nos impulsa a dar razones sólidas de por qué consideramos defendibles unas filosofías e infundadas otras. Y lo que es más, revela que hasta la filosofía del pensador más avispado presenta errores manifiestos y puntos oscuros; un recordatorio constante del hecho de que todos somos humanos, demasiado humanos.” Ibíd. Pág. 67
Durante el Café Filosófico se mencionó que el conocimiento se construye, las personas necesitan tener criterios.
También se dijo que el filósofo o intelectual prefiere no parece estar en tierra y tiene otros parámetros “superiores”. Por otro lado las persona “corrientes”, no intelectuales tienen la capacidad de comunicarse con todos, un lenguaje más sencillo nos acerca al mundo. Eso le puede fallar al “filósofo”, este decidido a buscar la pureza en sus argumentaciones y olvidando que su discurso se vuelve incomprensible para la mayoría.
Sin embargo, consideramos que la palabra, el uso intelectual de esta debería ser accesible a todos. Esto también es “democratizar” la Filosofía.
Además, democratizar es eliminar barreras, facilitar acceso a debates, a la filosofía teórica y a lo académico, permitiendo acercarse a la verdad más allá de lo que vemos a simple vista.
Otro punto de vista aquí sostenido indicaba que democratizar puede conllevar una pérdida de la estructura piramidal, pérdida de control, pérdida de esencia. Esto suele aterrar a las personas privilegiadas o al status quo que buscan mantener una postura a toda cosa similar.
Tal vez no sea tan esencial tener un “título” para hacer un buen Café Filosófico, una buena actividad intelectual. De hecho podemos prepararnos a su nivel. El bagaje del intelectual se hace con tiempo. El título solo es algo accesorio, un reconocimiento social a su dedicación.
También se indicó que el conflicto entre las dos posturas, la práctica filosófica y la cultura académica y filosófica, está latente de hace tiempo. Sin embargo, la democratización, es una oportunidad para ejercer una actividad intelectual positiva, es un ejercicio interesante dentro y fuera de las escuelas. Tienen una función pública que rompe con la tradición. Es, en definitiva, un acercamiento a la filosofía por parte de muchas personas personas como complemento y aporte a sus vidas.
Por otro lado, la democratizacion da poder al pueblo. Esto es, da a todo el mundo tiene la oportunidad de palabra, del aprendizaje, de ejercitar su opinión y su capacidad de expresión.
Se indicó que el espacio del Café Filosófico, Filo-Café o Sócrates Café es un espacio donde nuestras preguntas tiene un sentido. Es un lugar donde poder compartirlas, transformarlas y ver otros puntos de vista.
Democratizar, también es dar importancia a las personas, dar acceso al conocimiento de manera voluntaria. Lo cierto es que no hace falta ser licenciado para poder ejercitar el pensamiento activo, la escucha activa y la reflexión en comunidad.
Un Café Filosófico, y casi cualquier cosa de la vida, puede ponerse como medio o como fin. Para algunas personas el Café Filosófico es un medio para lo inesperado. El fin puede ser una referencia bibliográfica, un apunte, un argumento que me remueve, una pregunta que nos abre una nueva vereda. Hay mucho en el “después” del Café Filosófico.
Por otro lado, también indicamos que la pregunta por el qué (¿Qué es Filosofía? ¿Qué es un Café Filosófico?, etc.) puede definir, limitar y acotar las búsquedas de un Café Filosófico. El filosofar podría convertirse en dogmas. Deberíamos dejar espacio para las funciones o los “paraqués”
Lo cierto es que un Café Filosófico debe tener un “mínimo de contenido”, y también dar existencia a la oportunidad de la apertura total, dejar a un lado las posibles preconcepciones, prejuicios o ideas que traemos asumidas y no cuestionadas. Esto hace ampliar nuestro marco de comprensión. Debemos ser el “tábano” socrático que llega a la radicalidad de nuestros prejuicios. Los valora y decide si seguir o no con ellos.
Puede que en un Café filosófico nos planteemos el por qué pensar. Lo cierto es que pensando juntos aprendemos a pensar, somos capaces de cotejar nuestras posturas, ponerlas a prueba y mantener una sana apertura mental.
En el aspecto de las críticas y las autocríticas. A día de hoy, tratamos de hacer críticas y autocríticas pero la sociedad no deja de ubicar a la persona con el pensamiento. Así si pienso de una manera soy de una manera concreta. Esto es peligrosamente incierto. Acabamos todos enemistados porque recibimos críticas y permanecemos a la defensiva “Teoría de los bandos”. En un Café Filosófico todo es asumible, todo es presuntamente cierto hasta que se demuestra que no lo es.
Por último, indicamos que el pensar es siempre pensar con un otro. El que nos hace las preguntas, el que nos cuestiona, no está ahí verdaderamente para hacernos el mal. Pretende dejarnos pensando, volver a señalar que todo el pensamiento está en perpetuo estado de construcción. No podemos dar nada por cierto porque nada es cierto del todo.
Actividad. Definición consensuada
Durante 5 minutos nos separamos por grupos y tratamos de consensuar una definición de Café Filosófico. Estos fueron los resultados:
Grupo1. Espacio abierto para la escucha y diálogo sobre un tema relación con la Filosofía donde pueden participar personas con o sin conocimientos filosóficos
Grupo 2. Espacio en común que se construye con la participación de personas dispuestas a rever sus ideas y sus afirmaciones, donde se realizan actividad que tienen que ver con la escucha, la reflexión y la autoreflexión
Grupo 3. Medio para abrir la reflexión, abrir posibilidades a un concepto sobre temas existenciales sin que haya necesidad de llegar a un consenso
Grupo 4. Espacio de intercambio de ideas, puntos de vista con una construcción colectiva de argumentos. Donde se construye tiene que ver con la vida o un espacio práctico de las cosas.
Esta actividad la retomaremos brevemente en el próximo Café Filosófico.
Para el Café Filosófico de mayo el tema elegido democráticamente fue
“¿Existe la verdad absoluta o una verdad más “real” que otra?
Próximamente subiremos la actividad con el cartel y la fecha.
Muchas gracias
La filosofia es una delicia, despues de leer la biografía platón, no puedes parar con lo que sigue y empiezas a relacionar todo y te das cuenta de que los problemas de ahora ya te tenian previstos hasta con temor desde el pasado
ResponderEliminarEs un disfrute total, aprendizaje, fiesta de neuronas,intercambio inteligente de puntos de vista.
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